Review + Galeria || Linkin Park en Chile: Renovación y mantener el viejo espíritu al mismo tiempo

 


Escrito por Ki
Produjo: DG Medios
Fotos: Mike Shinoda (ig)


Escribir sobre una de las bandas que descubriste en la adolescencia, inevitablemente, trae diversos recuerdos; pensamientos de un tiempo que jamás volverá y que sólo hay que abrazar con amabilidad y seguir adelante. Precisamente, esto último calza de forma perfecta con el renovado presente que vive Linkin Park y sus seguidores. 


Este 2 de noviembre, el Estadio Nacional se convirtió en el epicentro de un fenómeno que fue mitad nostalgia pura, mitad renovación salvaje. Tras ocho años de silencio en Chile y una espera que se sintió eterna, Linkin Park volvió a pisar suelo nacional para demostrar que su historia está lejos de terminar, ahora con Emily Armstrong en las voces, a cargo del legado de nuestro inolvidable Chester.


La expectativa era brutal. Con el lanzamiento de su disco From Zero, la banda tenía la misión de reconectar con Chile y el público, que llegó desde temprano a rodear el coloso de Ñuñoa, estaba listo para recibirlos.




La previa: Kpop Demon Hunters y un show de teloneros de alto voltaje

Antes de la cita principal de la noche, la atmósfera ya estaba al rojo vivo. Tras la demoledora presentación de los nacionales Tenemos Explosivos, haciendo lo que mejor saben hacer por poco más de 25 minutos. La artista POPPY calentó el ambiente con su mezcla única de metal industrial, hip hop y electrónica. Su show fue un despliegue de fuerza vocal y actitud, con guturales precisos y un pulso que levantó al público. Su baterista, Ralph Alexander, fue una máquina durante todo el show, dejando claro que la precisión rítmica sería la tónica de la noche. Notable y cumplidor lo de POPPY.


Pero si hubo algo que prendió a la gente, e hizo cantar a adultos, metaleros, hijos, todo todo, fue la elección musical justo antes de que se apagaran las luces. El impacto fue tremendo: ya que Linkin Park optó por usar como intro el tema ‘Golden’, de Kpop Demon Hunters. ¿K-Pop? ¿Demon Hunters? Sí. Fue una jugada audaz y una declaración de intenciones: Linkin Park está mirando hacia adelante y abrazando el mashup cultural, mandando una señal clara a la nueva generación que los descubrió por streaming. El rugido que vino después, cuando la cuenta regresiva en pantalla se agotó, fue atronador. El momento esperado había llegado.




La reconexión: Clásicos, caídas y la fuerza de Emily

El show arrancó sin piedad, directo a la yugular, con el clásicoSomewhere I Belong’ (Meteora, 2003). Fue el saludo perfecto: un guiño a la adolescencia de la mayoría que estaba ahí, y una postal que unía el pasado y el presente. La banda, con Mike Shinoda como maestro de ceremonias, se mostró sólida. Emily Armstrong, a quien se notó visiblemente tensa al principio, se fue soltando con cada grito que le dedicaba el público a lo largo de la noche y cada sonrisa. Anoche quedó claro que ella no está para reemplazar a nadie; vino a inyectar una nueva vida y a permitirle a Linkin Park seguir contando su exitosa historia.


El setlist fue un equilibrio perfecto entre himnos como ‘Lying From You’ y temazos del nuevo disco como ‘The Emptiness Machine’, que el público coreó con una intensidad realmente sorprendente, ya que en ocasiones, se veía que disfrutaban más pasajes de la reciente producción, que de los otros temas más viejitos.


En el "segundo acto", Mike Shinoda tuvo su momento de conexión total con su gente. Tras regalar una gorra firmada a un afortunado fan que estaba en primera fila por el sector izquierdo de la pasarela, dio una orden clara, de esas que se sienten como un apretón de manos en medio del caos: “If somebody falls down you have to pick them up” ("Si alguien se cae, tienen que levantarlo"), preparando a la multitud para lo que se venía, como también, para que tomaran un consejo de vida.




Entre Waiting for the End’ y ‘IGYEIH, se notó que la intensidad de la conexión Estadio-Banda tuvo una breve pausa. Fueron unos pasajes donde la energía no fluyó tan fuerte. Tal vez fue el cambio de ritmo, pero el público pareció tomarse un respiro justo ahí. Afortunadamente, no duró tanto; el flow regresó rápido, gracias a la sincronía impecable del DJ Joe Hahn y el pulso exacto de Colin Brittain en la batería. Una bestialidad como sonó anoche.


El Clímax: Cerrar la noche con himnos

El show siguió el sendero de la potencia. La aparición de POPPY como invitada en ‘One Step Closer’ fue un explosivo dueto que le dio un boost al tramo final, permitiéndole a Emily tomar un respiro antes del tramo final.


Lo más impresionante de la noche fue ver cómo los temas de From Zero fueron recibidos con la misma, incluso más a veces, furia que los clásicos. La gente se sabía las letras de lo nuevo, confirmando que este comeback no es solo un paseo por la nostalgia.



El clímax fue apoteósico. El cierre de la noche fue un golpe de hits que nos hizo perder la voz: ‘Heavy is the Crowd’ y 'Bleed It Out’, donde Mike y Emily mostraron una bandera chilena con el logo de la banda. El encore, que llegó unos minutos después, conPapercut’, 'In the End' y ‘Faint, puso el punto final con la banda desatada, con las gargantas secas y las sonrisas intactas por dos horas exactas de una presentación que, seguramente, dejo satisfechos a quienes los habían visto en su última visita, como también, para quienes era la primera vez que sus ojos veían a los sujetos encargados de varios himnos de la música de los 2000.


El regreso de Linkin Park a Chile fue la demostración de que su espíritu está más vivo que nunca, transformado, sí, pero capaz de seguir convocando a miles de personas que están listos para seguir construyendo la historia desde 'zero'.



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